Una buena mesita de noche

La verdad es que esta entrada no tiene un gran sentido informativo, no es de gran utilidad pero para mi significa bastante o quizá mucho.

No hace muchos meses, mi habitación pasó de ser un cuchitril a convertirse en una habitación dormitorio-sala para envidiar. La entrada no está hecha para explicar eso, sino para situar la mesita de noche.

Desde que era pequeño, nunca he podido disponer de una mesita porque nunca he tenido sitio ni lugar donde ponerla. Con mi ampliación he conseguido casi triplicar el espacio de mi habitación y por consiguiente ha venido la deseada mesita.

La mayoría de personas no le darán sentido a mi entrada, pero para mí, tener mesita de noche es algo especial porque dispongo de un lugar donde poner el reloj, que antes tenía que estar situado en una estantería paralela a mi cama, dispongo también de unos cajones donde poder guardar mis objetos más personales, que antes se encontraban en los cajones de mi escritorio, liados y enzardados con los folios y los dosieres y por último, dispongo de una pequeña lámpara para poder leer tranquilamente a su tenue luz, que antes se aguantaba encima del cojín mientras no me fuera a dormir, porque entonces había que guardarla en otro lugar, como por ejemplo mi escritorio.


Así pues, el sentido de esta entrada es para mostrar de alguna manera el poco sentido que le damos a las cosas cuando las tenemos, cuando no nos damos cuenta de la utilidad que nos están dando y cuando no hemos pasado por la falta de ella. Este tema es aplicable a cualquier ámbito, y queda claro que una vez que nos acostumbramos no sabemos volver hacia atrás. Es extraño el materialismo que nos envuelve día tras día, y lo útil que llega a ser para nosotros.

Y bueno, se me olvidó comentar un poco mis complementos de mesita de noche: el primero, mi pequeña lámpara, sin interruptor, táctil tanto para encenderse como para apagarse… Un lujo para no tener que tirar todo lo que tengas en la mesita para encontrar el maldito interruptor.

El segundo, mi radio-reloj-despertador. Siempre había deseado tener un reloj con los números verdes, así que cumplí mi caprichería.

Y por último, una foto con mi niña, para dar el toque final, para ver cada día tanto al despertarse como al dormirse, lo afortunado que soy al tener una persona tan maravillosa a mi lado.

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