No uno, ni dos ni tres… ¡Cuatro! ¡Uno al ladito del otro! Quién tuviera ese dinero para poder hacer lo que se le viniera en gana… Al menos podrían estar en otro sitio, y no delante de mis morros… ¡En fin, que mal repartido está el mundo!
Bueno dejemos de llorar y imaginemos que algún día, no muy lejano, seremos mejor que estas personas, que llegaremos más allá que ellos por lo que somos y no por lo que nos dan.
¡Soñar sigue siendo gratis!