Instalación de Ubuntu 10.10 Maverick Meerkat

Esta parte es casi la más sencilla de todas, pues uno de los grandes aspectos de Ubuntu es su facilidad de uso e instalación.

Para ello, voy a necesitar bien poco de explicación y todo va a empezar de la siguiente manera:

Lo primero que debemos hacer es ir a la página oficial de Ubuntu y descargarnos la distribución que nos interese. En principio la que más nos interesará es aquella que esté estable, que tenga soporte durante un tiempo y que sea actual. En mi caso, la versión que cumplía esas características y que las cumple a día de hoy es la versión 10.10 (Maverick Meerkat).

Una vez descargada la distribución, que se nos descargará en formato «.iso», lo grabaremos con cualquier programa de grabación que nos permita quemar una imagen en un CD.

Una vez quemada la imagen ya podremos instalar nuestro sistema aunque, ¡aviso! Podéis tener Windows y Linux a la vez, no os va a dar problemas, siempre y cuando instaléis Linux en la partición adecuada del disco y no encima del sistema operativo Windows. Aunque también podéis matar (como hice yo) a Windows y instalar Ubuntu.

De acuerdo, una vez iniciemos el disco quemado con el «boot» configurado en el lector de CD se nos iniciará el programa de instalación. Lo primero que nos saldrá es una ventana central, donde escogeremos el idioma y si queremos instalar o probar Ubuntu (en nuestro caso, claro está, será instalar).

Lo más «complicado» lo encontraremos a la hora de particionar el disco para instalar el sistema. Para ello, simplemente iremos a la opción que nos deja hacer las particiones de forma personalizada y crearemos lo siguiente (esta información ha sido sacada de la página Oficial de Ubuntu y simplemente nos debe seguir como guía):

Tenemos un disco duro con mucho espacio pero no sabemos cómo administrarlo.

Para empezar, necesitamos la partición para la memoria de intercambio, que será de tipo swap. Es una costumbre extendida que ésta sea del doble de tamaño que la memoria RAM disponible. Por ejemplo, si tenemos 256 MB de memoria RAM, nuestra partición de intercambio será de 512 MB. Sin embargo esto únicamente es aplicable a tamaños de memoria de hasta 1GB. Si tenemos más memoria (según Russell Coker) tenemos que utilizar la siguiente regla: entre 2GB y 4GB, utilizaremos como tamaño del swap la mitad del valor de la RAM; mientras que si tenemos más de 4 GB, utilizaremos una swap de sólo 2GB.

La partición donde instalaremos Ubuntu (/) debe tener al menos 2 GB. Si pretendemos instalar más programas es recomendable darle un poco más de espacio. Para un uso normal, unos 7 u 8 GB estarán bien.

Finalmente, es recomendable guardar los archivos personales (documentos, imágenes, películas, etc.) en una partición aparte. Así, si en algún momento quiere reinstalar Ubuntu desde cero, podrá formatear sin miedo y sin perder la configuración de sus programas. Esta partición suele montarse en /home. Su tamaño depende principalmente de cuántos usuarios usen el sistema y del volumen de datos que almacenen.

Un ejemplo es el siguiente (suponiendo que tenemos un disco de 80 GB de capacidad):

  • /: 8 GB, para todo lo que instale en Ubuntu.
  • swap: 1 GB, suponiendo que tenemos 512 MB de RAM.
  • /home: el resto, en este caso 61 GB, para datos, música, configuraciones, etc.
  • Y 10 GB restantes para montar otro sistema (si lo quisiéramos).

Lo único que debemos tener en cuenta es el tipo de partición que crearemos, y tanto el punto de montaje «/», como el «/home» deben ser (si no se quiere hacer nada del otro mundo), ext3 o ext4.

Una vez escogidas las características adecuadas, la instalación empezará y seguirá su rumbo y en menos de una hora (dependiendo, claro está, del equipo), ya tendremos instalado Linux en nuestro ordenador.

 

¿Verdad que no tiene ninguna complicación?

 

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