Me gustaría rootear mi dispositivo, pero no lo tengo claro.

Toca saber hacia dónde dirigirse con nuestro dispositivo y lo que queremos hacer.

Me gustaría seguir recordando que, para poder seguir de una manera correcta todo el tema relacionado de la tablet en mi blog, existen entradas anteriores y un orden de lectura que puede facilitar el proceso de comprensión. Si os interesa estar un poco más informados de cómo he llegado hasta este punto, aquí os dejo el desarrollo de la historia:

1. Samsung Galaxy Tab 2 7.0” (primeras impresiones)
2. ¿Qué uso le doy a mi tablet Samsung Galaxy Tab 2? ¿Qué aplicaciones tengo instaladas?
   
3. Me gustaría rootear mi dispositivo, pero no lo tengo claro.
4. Rootear Samsung Galaxy Tab 2 7.0′‘
   
5. Limpieza para aumentar el rendimiento de nuestra Samsung Galaxy Tab 2 7.0” (root)
6. CyanogenMod 10.1.3 en Samsung Galaxy Tab 2 7.0” (GT-P3110)
7. Titanium Backup con CyanogenMod
8. Actualización a CyanogenMod 11 Nightly
9. Actualización automática en CyanogenMod 11
10. Instalar otra Custom ROM para nuestra tablet Android

¿En qué consite el root?

Bueno, antes de empezar con el proceso de «rooteo«, me gustaría explicar en qué consiste «ser root», y para ello me basaré en una explicación sencilla, sin tecnicismo alguno y de forma que todo el mundo pueda entenderme.

Ser root consiste en ser como el usuario administrador de la tablet (el superusuario) que tiene todo el dominio sobre el sistema operativo que corre por todo el circuito electrónico de ella. Tal y como muestra la imagen, se trata de romper las esposas de nuestro usuario, de nuestro muñequito Android.

Ser root nos da acceso pues, a realizar ciertos procesos y acciones que sin serlo no podríamos hacer, como por ejemplo: desinstalar ciertas aplicaciones, borrar archivos protegidos, modificar ciertas configuraciones, instalar versiones de Android caseras (ROMs)…

Resulta extraño, que siendo propietarios de un dispositivo, no tengamos acceso total a realizar lo que queramos. En parte tiene sentido, y en parte, no.

Es normal que exista una seguridad en el dispositivo. Nunca se sabe las manos que pueden tocarlo, y no todo el mundo es experto o entiende lo que hace.

Pero, por contra, existen usuarios que sí que saben (y no me incluyo en el pack, aún estoy muy verde en estos temas) y no considero justo que no se facilite una forma sencilla para que puedan tener acceso allí donde quieren y pueden.

Tomar la decisión

Ahora bien, antes de tomar la decisión de ser root en nuestra tablet (superusuario) tenemos que tener claro lo que nos podemos encontrar si seguimos por este camino. Os cuento mi caso:

El paso más importante es hacer root a nuestra tablet. No se trata de un paso sencillo ni fácil de dar, porque es posible que las cosas no salgan bien, y si por el caso, no salen bien, es posible que la garantía del dispositivo no nos ayude para volver  nuestra tablet a la vida (pues la compañía rápidamente se lavará las manos). Es por eso, que antes de empezar, hay que tener muy claro todo lo que se va a hacer y no equivocarse en ningún momento.

¡Ojó! En ningún momento quiero decir que todo esto tenga peligro alguno si se hace bien, pues está claro que no conlleva ninguno, pero hay que tenerlo todo muy claro para evitar posibles errores catastróficos.

Por eso mismo, al tratarse de un paso difícil de dar (pero no imposible) no pueda ser tomado a la ligera. Yo, en un principio, estuve tentando de hacerlo (al poco tiempo de que me regalaran mi Galaxy Tab) pero pensé que no era del todo necesario y realmente no le acababa de ver la utilidad de hacer un root, si todo funcionaba bastante bien en ella.

Así pues, decidí no complicarme la vida y seguir por un camino fácil, sin buscar nada sobre el tema…

Pero, con el paso del tiempo (de las semanas), algo empezó a ir mal en mi tablet: con cuatro aplicaciones de más, el rendimiento de mi tablet no era el mismo que al principio.

Esto, y solo esto, dio lugar a mi decisión. Había descubierto que aplicaciones totalmente inútiles para mí, estaban estorbando en mi sistema, sobrecargando la memoria del dispositivo, dejando libres apenas 100 mb’s libres.

Descubrí que la gran mayoría de aplicaciones molestas, no podían ser desinstaladas por mí, y eso, no me sentó nada bien. Comprar un dispositivo y querer tener acceso a algo y no poder, es algo que me molesta en cantidad, porque, repito, he pagado por ello o, en este caso, ¡han pagado!

Así pues, decidí ser yo el amo de mi Samsung Galaxy Tab y no ser yo el lacayo de ella, aunque me costase un poco de sudor y lágrimas.

Una vez tomada la decisión…

Se tiene que tener claro qué es lo que se quiere hacer y hacia dónde se quiere avanzar… Como en el caso anterior, os pongo mi experiencia por avanzado:

Había descubierto que ser root me daba la posibilidad de eliminar aplicaciones molestas que sobrecargaban mi sistema, pero buscando por la red, encontré mucho más de lo que esperaba, pues ser root abría las puertas hacia un mundo muy grande.

Consideré en ese momento, que ese mundo debía ser descubierto poco a poco. Decidí no entrar muy profundo, y empezar a navegar en lo más básico:

• Tener el dispositivo root.
• Administrarlo de forma adecuada.
• Gestionar el rendimiento de forma adecuada.
• Eliminar aquello que no fuera imprescindible.

Gracias a esta decisión, actualmente, tengo una tablet que brilla por su bonito rendimiento, y estoy muy contento con ello hasta ahora, y es posible que de aquí a un tiempo quiera ir más allá, pero con esto he aprendido mucho y considero que ha sido un buen paso a dar. Mejor ir poco a poco e ir saboreando y aprendiendo dónde nos estamos adentrando.

Siguiente paso

¡Hacer root a nuestro dispositivo!