Ubuntu exterminado

Fue una mala época para tenerlo en mis manos, o quizá no fuera el momento adecuado. Sé que Ubuntu es conocido mundialmente como «Bugbuntu» (por sus errores) pero he intentado aprender y solucionar los pequeños problemas que me he ido encontrado.

También es cierto que el rendimiento de mi ordenador era menor que con Windows, pero seguramente se debería a muchos aspectos gráficos o algún conflicto o alguna falta de programa importante… Lo cierto es que eso no me importaba, prefería esperar un poco más para poder aprender poco a poco algo de Linux, aunque fuera con Ubuntu (una distribución sencilla). Pero no fue hasta que actualicé de versión hasta que no surgió el gran problema: cuando conectaba los auriculares, los altavoces del portátil seguían sonando.

Eso para mí era impensable y no podía trabajar con el portátil sin apenas escuchar música siempre que lo necesitara, fueran cuales fuesen las situaciones. Así que busqué, y busqué, y seguí buscando pero no hallé la solución (que solucionara mi problema, porque de soluciones habían bastantes) por ninguna parte (y lo intenté durante varios días).

Así pues, harto de buscar decidí instalar otra distribución, más conocida y más estable: Debian. Lo que me encontré con este es que una vez acabada la instalación el sistema no acaba de arrancar y cuando lo conseguí me surgió el típico problema: no saber instalar los controladores de mi tarjeta Wifi, y en ese momento era de vital importancia tener Internet y no me conformaba a estar por cable, así que probé con otra distribución más: Suse.

Una vez instalada, la probé y tenía tantos aspectos gráficos diferentes que me acabe hartando.

Así pues, de nuevo, vuelvo a estar en Windows XP Media Center. Y de momento, tengo que contentarme. El rendimiento del portátil es máximo, y puedo trabajar con todo lo que quiera y de momento, va bien. Así pues, aquí acaba mi historia de Linux… Por ahora.

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