Previos al HTC One V
La llegada de este smartphone no ha seguido la misma línea de mis anteriores terminales. Esta vez, el cambio de teléfono ha sido debido a unos problemas concretos con el teléfono en sí. ¡Así pues, manos a la obra y empecemos la narración desde cero!
Desde hace algún tiempo decidí que no valía la pena seguir en las grandes compañías de teléfono que existen actualmente (tales como Movistar, Vodafone u Orange). Así pues, a raíz de dicha decisión fui a buscar otras compañías que me ofrecieran mucho más de lo que hasta ahora estaba acostumbrado a recibir a un precio mucho mejor y más competitivo.
Sí amigos, existen compañías de teléfono que ofrecen mejores tarifas pero muchos de nosotros ni hemos oído hablar de ellas. Algunas por las que estuve mirando son: Pepephone, Simyo, MásMovil, Jazztel, Ono… Y existen muchas más, pero éstas eran las que más me atrajeron.
Cansado de que me robaran a mano armada en mi compañía telefónica de Robafone (Vodafone) decidí volar hacia la compañía de Pepephone.
Lo que es gracioso es que Pepephone es una compañía con una cobertura total en el territorio nacional (según dicen en su página oficial es de un 99,9%) gracias al uso que realizan de la red del segundo operador de telefonía móvil del país (por si no sabéis cuál el segundo operador de telefonía móvil del país os lo digo yo: Vodafone).
Me iba pues a un operador diferente pero bajo la cobertura de Vodafone, así que encantado, pues estaría prácticamente en el mismo sitio pero con unas facturas y unas tarifas mucho mejor que las que hasta ahora tenía.
Pero por desgracia empezaron a aparecer unos problemas que llevaba arrastrando desde que estaba en Vodafone: las pérdidas de cobertura cada «X» tiempo. Éstas perdidas eran de forma esporádica y no tenían ninguna razón de ser, y pensaba que con el cambio de operador se acabarían solucionando, pero no fue así. Así pues, ante el problema que llevaba arrastrando desde algunos meses, decidí cambiarme a otra compañía, parecida a Pepephone pero bajo otra línea de telefonía móvil: Simyo. Lo bueno que encontré en Simyo es que sus tarifas eran mejores que Pepephone pero su cobertura de Internet no era tan buena como Pepephone (bastante sosa y malilla, debido a que están bajo cobertura de Orange).
Durante los primeros días todo fue bien pero mi felicidad duró bien poco: la cobertura se iba cada vez más.
Aquí es cuando se me quedó la cara a cuadros, pues en un principio no es posible que en operadores como Simyo o Pepephone en una zona como en la que vivo perdiera la cobertura sin ton ni son y sin razón alguna. Así que empezó a pasarme por la cabeza que el problema quizá no era de la compañía y que quizá era mío. Pero bueno, como estamos muy desinformados sobre el tema de la telefonía móvil y apenas recibimos información cuando llamamos a atención al cliente, decidí «formatear» mi Samsung Galaxy.
Ahora os puedo decir que poca cosa conseguí (aparte de perder todos mis contactos, almenos me sirvió para limpiar la agenda: Modo irónico desactivado), pues los problemas persistían. Así pues, lo que hice es ofrecer el teléfono a mi chica y lo estuvo usando durante unas horas con su SIM y aunque no fue muy clara la prueba, en un inicio la cobertura se le fue durante dos veces. Lo gracioso es que con mi SIM y en su teléfono HTC, la cobertura se me fue una vez en todo un día… Así que podéis ver mi desconcierto…
Ante todo esto hay que incluir que tenía un dolor de cabeza enorme y que ya no sabía qué hacer, así que obedecí a los clásicos: nadie da duros a cuatro pesetas o, actualizando la frase a nuestros tiempos, nadie da cinco céntimos a cuatro. Así pues, me fui a una compañía mucho más conocida y a la cual sabía que no le fallaría la cobertura: Yoigo. Una compañía de teléfono mucho más extendida por el territorio y con mucho más reconocimiento que las demás, y además, su cobertura está bajo el poder de Movistar y, seamos sinceros, Movistar es la red que mejor cobertura de teléfono tiene.
Así pues repasemos: había salido de Vodafone para pasar por Pepephone, luego por Simyo y finalmente por Yoigo en el transcurso de aproximadamente mes y medio: la broma no me había salido tan barata, y aunque había gastado poco de teléfono el movimiento entre compañías me había costado algo de sudor y algo de lágrimas. Por suerte, en ningún caso firme un compromiso de permanencia.
Así que me encontraba con Yoigo y mi temido y demoníaco teléfono Samsung Galaxy Y. Fui ingenuo al pensar que nada pasaría porque la cobertura volvió a marchar, a una intensidad diferente como cuando había pasado en las otras pero marchó, y ya tuve suficiente.
Lo más sensato hubiera sido llevar el teléfono al servicio técnico a que me lo arreglaran pero todo se tenga que decir: estaba harto de todo lo que había pasado con el teléfono y no las tenía todas de si me aceptarían el teléfono (ya que lo había rooteado para tener acceso completo a todos los lugares del Smartphone). Además no me hacía ninguna gracia quedarme sin teléfono, o mejor dicho, sin Internet durante un tiempo indefinido. Así pues, después de tanto sufrir pensé en que la solución podría estar en un nuevo teléfono y aquí estamos.
De momento os puedo decir que sólo he tenido un problema de cobertura desde que lo tengo pero quiero pensar que sólo ha sido un pequeño error… Si el problema persiste creo que me iré a Movistar (a que me roben de por vida) cambiándome el número, la identidad y el físico, porque es inexplicable todo lo que me ha pasado hasta ahora, no logro entenderlo.
Y si alguien lo puede entender que me lo explique, porque he sufrido demasiado y no quiero seguir sufriendo.
Y esta amigos, es la explicación de porqué tengo entre mis manos un nuevo juguetito, que a decir verdad estoy muy contento porque no hay ni punto de comparación entre el terminal que tenía y éste.
La compra de HTC One V
Después de todos los problemas y mientras los tenía, estuve buscando cuál sería el smartphone adecuado para mí. Para ello tuve que decidir cuánto gastarme y la respuesta a ello fue sencilla: poco, pues el dinero todavía no florece en mi cuenta curriente y por tanto, los billetes de 10, 20 y 50 euros siguen comportándose de la misma manera, cerrados en una caja fuerte y sin moverse.
Pero una cosa estaba clara, no quería comprarme un terminal como el que me habían regalado y no porque no me gustara (ya que me gustaba y era bonito) sino porque no quería volver a caer en problemas como los que hasta ahora había sufrido y quería disfrutar un poco del rendimiento de un smartphone, ya que, siendo sinceros, al Samsung Galaxy Y no se le puede exigir demasiado (con el correo, Facebook, Whatsapp y cuatro aplicaciones más iba justito).
Así que después de buscar y buscar encontré algo que cumplía mis expectativas con creces, un HTC con un rendimiento muy por encima que mi Samsung y con unas prestaciones mucho mejores, en cuanto a cámara y vídeo (algo que echaba de menos desde mi Vivaz). Una cámara de 5 megapíxeles (una calidad aceptable para las fotos) y una grabación de vídeo HD a 720p, así que perfecto.
El precio de este smartphone rondaba en las tiendas entre los 280 a los 349€, y como bien os he comentado no quería gastarme mucho dinero y quería gastarme un dinero que fuera razonable para mí. Así que buscando algo más, encontré en Amazon (benditos los de Amazon) un smartphone importado de Alemania por un precio de 247€, y a partir de aquí todo fue cuesta abajo.
Actualmente puedo decir que estoy muy contento con mi smartphone porque he pasado de un 2 caballos a un Ferrari (por decirlo de alguna manera). Muy contento con la calidad de la pantalla, el diseño del teléfono, el tamaño del teléfono y de la pantalla y por las funcionalidades que hasta ahora no podía poner en práctica por no tener un smartphone lo suficientemente potente.
De éste os puedo decir que se trata de un teléfono de gama media-baja, y que si no queremos «meterle mucha chica» nos viene como anillo al dedo: perfecto.
Aquí os dejo unos enlaces que os puede venir bien para conocer todas sus características y funcionalidades a fondo y por último, si queréis comprarlo, os dejo el enlace directo a Amazon:
