Como no hay manera de recordar el dinero guardándolo en un cajón (porque el dinero es imposible no gastárselo, a no ser que seas rico), he decidido hacer una foto a los 10 euros mágicos.
Estos 10 euros me consiguieron una noche divertida, y a partir de ahí, quién sabe a qué manos llegará, qué cambios se harán servir por él, y quién sabe, si alguna vez, volverá y me dará de nuevo una noche divertida.