Por vosotros.

De niño nunca quise creer las verdades que me contaban, no quise ver las realidades que en mi vida iban a aparecer. Me insistieron tanto en ellas que llegué a un punto en el que las fui a buscar.

Seguía siendo un niño pero había decidido. Había creído en mí, en mi persona, en mi juicio para hacer lo que creía que era correcto. Así que, ya no era tan niño.

Seguía siendo el mismo estúpido pero con iniciativa y sobre todo sabía lo que me encontraría una vez fuera allí, con lo que me toparía, y sobre todo, con lo que me pasaría. Quise intentar atender a vuestros avisos, pero es imposible aprender si no lo vemos con nuestros propios ojos.

He aprendido mucho de vosotros, y os agradezco vuestros consejos, vuestra fuerza, y sobre todo vuestra buena fe en lo mejor para mí. Os doy las gracias por algo que no he seguido, o que quizá no he cumplido como deseabais, pero lo he tenido presente en todo momento, y sí que es cierto que he encontrado vuestras verdades en muchos sitios. Os agradezco de todo corazón vuestro esmero por mí.

Estoy donde estoy gracias a aquel niño estúpido con iniciativa. Veo las cosas como son gracias a eso, y pienso y actúo a partir de todo lo que he visto y hecho. Y contando a la vez, con vuestras ideas, que nunca han formado parte de mí, pero siempre han estado ahí como un libro al cual consultar de tanto en tanto, como un manual complejo para encontrar el funcionamiento correcto de la maldita aeronave que surca el espacio.

Este soy yo, totalmente sencillo y con algunas lecciones aprendidas, con otras por aprender y con algunas cursándolas.

Gracias, gracias y mil gracias por estar conmigo, por cuidarme aun siendo mayor y por darme algo tan importante como este amor. Ojalá os pueda pagar algún día todo lo que habéis hecho por mí, y también, por lo que seguís haciendo.

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